Beneficios de la actividad durante la infancia

Construyamos infancias saludables a través del movimiento y evitando el sedentarismo

Cuando hablamos de actividad física en la infancia, debemos tener en cuenta que las recomendaciones son los niveles mínimos requeridos para que niños, niñas y adolescentes obtengan beneficios para su salud. Cuando se superan los niveles recomendados, se obtendrán otros beneficios adicionales que impactarán en la salud a largo plazo.

Debemos alcanzar en niños y niñas el objetivo de los 60 minutos de actividad física mediante la acumulación de sesiones de duración variable a lo largo del día, cortas e intermitentes, así como actividades más prolongadas, como los deportes. Es necesario estimular los juegos en los recreos, moverse caminando o en bicicleta a las escuelas, participar en deportes y sin olvidar que deben ser variadas, de una intensidad moderada a vigorosa para obtener los mejores beneficios, no solo cardiovasculares sino también para la salud de los huesos, para el control del peso y del bienestar en general.

Es importante sumar ejercicios de fuerza muscular y de flexibilidad que permitirán generar confianza en su cuerpo y su capacidad física, con posteriores mejoras en los resultados académicos escolares. Una guía de estas actividades podemos verla en la Pirámide de la Actividad Física, una valiosa herramienta para enseñarles a valorar cada uno de los componentes de la condición física relacionada con la salud, así como los aspectos negativos de la inactividad. (Ver la siguiente fig.)

Se calcula que en la actualidad los niños y niñas gastan aproximadamente 600 kcal diarias menos que hace 50 años; muchas razones colaboran como por ejemplo actividades de ocio más sedentarias, tales como ver la televisión, internet, menos clases de educación física en las escuelas, mayor desplazamiento en automóviles o motos, mayor urbanización que no promueve el transporte seguro (a pie o en bicicleta), lo cual lleva a una mayor sobreprotección de los padres por la seguridad. No menos importante es el entorno de esos niños/as cuando no se promueve la actividad física, por ejemplo, padres y madres obesos e inactivos. El ejemplo es fundamental si queremos que nuestros hijos sean activos y tengan menos factores de riesgo y menor mortalidad en la edad adulta por enfermedad cardiovascular. Deben vernos activos o al menos convencidos de la importancia de la actividad física, si como padres no estamos dispuestos a ejercitarnos, por lo menos colaboremos con la escuela o estimulemos dichas actividades. La salud de ellos es nuestra responsabilidad e insisto, el ejemplo, para conseguirla, es clave.

Dra. Sonia Costantini MP 2610. Especialista en Cardiología – Responsable de la Secretaría de Extensión a la Comunidad FAC

Fuente: Dra. Susana Aznar Laín y Dr.Tony Webster. Actividad Física y Salud en la Infancia y la Adolescencia Guía para todas las personas que participan en su educación. Grafo, S.A.: BI-3.384-06 NIPO: 351-06-042-1